Miércoles 15 - La Asunción de la Virgen María. (S). Blanco.
"Los que creemos en la Asunción de María afirmamos el
destino final al que todos estamos llamados. Nuestro cuerpo no constituye un
obstáculo para la plena unión y relación con Dios, con los seres humanos, con
la creación; por el contrario, lejos de ser un alma prisionera del cuerpo, éste
es vehículo de comunicación, de amor, y expresión de nuestra identidad
personal. En la resurrección, nuestra corporeidad es rescatada y transfigurada
en lo absoluto de Dios. Aquello que creemos y esperamos es ya realidad en
María" (Clara Temporelli, María, mujer de Dios y de los pobres, Ed. San
Pablo).
PRIMERA LECTURA
Apoc 11, 19a; 12, 1-6a. 10ab
Lectura del libro del Apocalipsis.
Se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y quedó a la
vista el Arca de la Alianza. Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer
revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en
su cabeza. Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz. Y
apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete
cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema. Su cola arrastraba
una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra.
El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su
hijo en cuanto naciera. La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las
naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su
trono, y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un refugio. Y
escuché una voz potente que resonó en el cielo: "Ya llegó la salvación, el
poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías".
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 44, 10b-12. 15b-16
R. ¡De pie a tu derecha está la
Reina, Señor!
Una hija de reyes está de pie a tu derecha: es la reina, adornada
con tus joyas y con oro de Ofir. R.
¡Escucha, hija mía, mira y presta atención! Olvida tu pueblo y tu
casa paterna, y el rey se prendará de tu hermosura. Él es tu señor: inclínate
ante él. R.
Las vírgenes van detrás, sus compañeras la guían, con gozo y
alegría entran al palacio real. R.
SEGUNDA LECTURA
1Cor 15, 20-27a
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los
cristianos de Corinto.
Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de
todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por
medio de un hombre viene la resurrección. En efecto, así como todos mueren en
Adán, así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que le
corresponde: Cristo, el primero de todos; luego, aquellos que estén unidos a él
en el momento de su Venida. En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el
Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y
Poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los
enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será vencido es la muerte,
ya que Dios "todo lo sometió bajo sus pies".
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lc 1, 39-56
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Durante su embarazo, María partió y fue sin demora a un pueblo de
la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta
oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena
del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y
bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor
venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del
Señor". María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y
mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con
bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me
llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre
es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre
aquéllos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios
de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó
de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había
prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para
siempre". María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su
casa.
Palabra del Señor.
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