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sábado, 29 de diciembre de 2012

El helecho y el bambú.




Un día decidí darme por vencido... renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi espiritualidad...
quería renunciar a mi vida.
Fui al bosque para tener una última charla con Dios. "Dios", le dije. "¿Podrías darme una buena razón para no darme por vencido?" Su respuesta me sorprendió... "Mira a tu alrededor", El dijo. "¿Ves el helecho y el bambú?" "Sí", respondí. "Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien.  Les di luz. Les di agua. El helecho rápidamente creció.  Su verde brillante cubría el suelo.  Pero nada salió de la semilla de bambú.  Sin embargo no renuncié al bambú.

"En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante. Y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú." Dijo Él.


"En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié." Me dijo.


"En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú.  No renuncié" dijo.


"Luego en el quinto año un pequeño brote salió de la tierra.  En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante. Pero sólo 6 meses después el bambú creció a más de 100 pies de altura. Se la había pasado cinco años echando raíces. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir".
"No le daría a ninguna de mis creaciones un reto que no pudiera sobrellevar"
Él me dijo. "¿Sabías, mi niño, que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces?" "No renunciaría al bambú. Nunca renunciaría a ti. No te compares con otros" Me dijo.
"El bambú tenía un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos eran necesarios y hacían del bosque un lugar hermoso". "Tu tiempo vendrá" Dios me dijo. "¡Crecerás muy alto!"
"¿Qué tan alto debo crecer?" Pregunté.

 "¿Qué tan alto crecerá el bambú?"  Me preguntó en respuesta . "¿Tan alto como pueda?" Indagué. "Sí".
El dijo. "Dame Gloria al crecer tan alto como puedas".
Dejé el bosque exaltado, trayendo esta historia para compartirla con ustedes.
Espero que estas palabras puedan ayudarte a entender que Dios nunca renunciará a ti.



Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida.

La felicidad te mantiene Dulce, Los intentos te mantienen Fuerte, Las penas te mantienen Humano, Las caídas te mantienen Humilde, El éxito te mantiene Brillante.

Pero ...  solo Dios te mantiene Caminando...


Sagrada Familia




Sagrada Familia de Nazaret:

enséñanos el recogimiento, la interioridad;

danos la disposición de escuchar las buenas inspiraciones

y las palabras de los verdaderos maestros;

enséñanos la necesidad del trabajo,

de la preparación, del estudio,

de la vida interior personal, de la oración,

que sólo Dios ve en lo secreto;

Enséñanos lo que es la Familia,

su comunión de amor,

su belleza simple y austera,

su carácter sagrado e inviolable.

Amén


Oración a la Sagrada Familia de Nazareth


Enséñanos el recogimiento,
la interioridad;
danos la disposición
de escuchar las buenas inspiraciones
y las palabras
de los verdaderos maestros.

Enséñanos la necesidad
del trabajo de reparación,
del estudio,
de la vida interior personal,
de la oración
que sólo Dios ve en lo secreto.

Enséñanos lo que es la familia,
su comunión de amor,
su belleza simple y austera,
su carácter sagrado e inviolable.


Amén.


martes, 25 de diciembre de 2012

Lecturas y evangelio domingo 30 de diciembre 2012




Domingo 30 - Sagrada Familia de Jesús, María y José (F). Blanco.

Esta fiesta nos hace presente la realidad tangible y palpable de la Encarnación del Hijo de Dios: nació en el seno de una familia, perteneció a un pueblo y fue heredero de una tradición y de una historia. Como todos los niños, aprendió una lengua y una cultura entre sus parientes y vecinos. En este contexto sencillo y vital, Dios quiso revelarse. Esta fiesta es una buena ocasión para renovar nuestro ruego, para que Dios esté presente en todas las familias de la tierra.

PRIMERA LECTURA
1Sam 1, 20-22. 24-28
Lectura del primer libro de Samuel.

En aquellos días, Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel, diciendo: "Se lo he pedido al Señor". El marido, Elcaná, subió con toda su familia para ofrecer al Señor el sacrificio anual y cumplir su voto. Pero Ana no subió, porque dijo a su marido: "No iré hasta que el niño deje de mamar. Entonces lo llevaré y él se presentará delante del Señor y se quedará allí para siempre". Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de tres años, una mediada de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño. Y después de inmolar el novillo, se lo llevaron a Elí. Ella dijo: "Perdón, señor mío, ¡por tu vida, señor!, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor. Era este niño lo que yo suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía. Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él: para toda su vida queda cedido al Señor". Después se postraron delante del Señor.
Palabra de Dios.

SALMO
Sal 83, 2-3. 5-6. 9-10
R. ¡Señor, felices los que habitan en tu Casa!

¡Qué amable es tu Morada, Señor del Universo! Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente. R.

¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar! ¡Felices los que encuentran su fuerza en ti, al emprender la peregrinación! R.

Señor del universo, oye mi plegaria, escucha, Dios de Jacob; protege, Dios, a nuestro Escudo y mira el rostro de tu Ungido. R.

SEGUNDA LECTURA
1Jn 3, 1-2. 21-24
Lectura de la Primera carta de san Juan.

Queridos hermanos: ¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a él. Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza, y él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Su mandamiento es éste: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó. El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
Lc 2, 41-52
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados". Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?". Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.
Palabra del Señor.