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domingo, 4 de diciembre de 2011

Día del Médico.


El 3 de diciembre se celebra el día del Médico. Esta fecha fue propuesta en el año 1953 por la Confederación Panamericana de Dallas, Texas, como día de la Medicina en América, en conmemoración del nacimiento del científico cubano Carlos J. Finlay, médico investigador, nacido en Puerto Príncipe, hoy denominado Camagüey, Cuba, el 3 diciembre de 1833 y quien falleció en 1915.

Su padre, Edward Finlay (escocés), fue también médico.  Vino de Inglaterra en el año 1820 para unirse a la gesta libertadora de Simón Bolívar, el buque en que viajaba naufragó y el Dr. Finlay quedó en Puerto España, Trinidad.
Conoció a Elisa de Barrés, con quien se casó y luego fueron a Puerto Príncipe. Carlos Finlay recibió su educación en Le Havre, su capacitación médica en Rouen y posteriormente en Filadelfia, en donde tuvo como maestro a Kearsly Mitchell, pionero de la teoría de los gérmenes como agentes patógenos.
Carlos Finlay fue el descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla, la importancia de este descubrimiento se debe a que se trata de la primera infección humana en que se demostraron la intervención causal de un virus y la transmisión de este por picadura de un insecto, el mosquito Aedes aegypti.
Estudió el comportamiento del mosquito, su anatomía y sus hábitos de alimentación en diversas condiciones de temperatura y condiciones atmosféricas, como así también su distribución geográfica en una presentación realizada en la Academia de Ciencia de La Habana el 14 de agosto de 1881.
Con este descubrimiento se evitaron miles de muertes en América Latina y además facilitó gracias a su investigación prevenir la mortalidad de los operarios en la construcción del Canal de Panamá debido a que en esa época muchos de ellos fallecían a causa de esta afección.
A raíz de  este descubrimiento también se hallaron  medidas sanitarias para combatir la enfermedad.
El trabajo científico de Carlos J. Finlay   “El mosquito, hipotéticamente considerado como agente transmisor de la fiebre amarilla” es un clásico de la salud pública y se publicó por primera vez en el año 1881 en los Anales de la Academia de Ciencias de La Habana.
Quiero mencionar que la profesión médica en la actualidad está viviendo grandes avances a nivel tecnológico y científico como así también cambios positivos en la relación médico-paciente.

Debemos tener en cuenta las siguientes reglas éticas fundamentales que protegen la salud física, mental y social de aquellas personas que requieran el saber profesional para curar o aliviar sus dolencias:
*  La confidencialidad, es decir, el resguardo del secreto médico.
* Veracidad en la información claramente requerida.
*  Consentimiento informado de parte del paciente o sus responsables de los riesgos y beneficios de la terapéutica propuesta por el médico.
* Justicia, es decir, el trato con equidad para toda persona cualquiera fuere su condición social, sus ideas políticas, raza, religión o sexo.



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