
Los que buscan trabajo lo quieren ya. Salen con el periódico bajo el brazo y esperan que alguna puerta se abra y les permita empezar a trabajar hoy mismo.Pero las puertas no siempre se abren y vuelven a casa desesperanzados.
Los que están enfermos quieren sanarse ya. No quieren seguir sufriendo. Quieren poder disfrutar de la vida ahora y terminar ya con todo dolor.
No importa cuál sea el problema, siempre es lo mismo, queremos la respuesta y la solución ya.
Miqueas (el profeta) también tenía problemas, los suyos propios y además los del pueblo. Había cosas que no podía solucionar, quería mejorar, pero no podía hacerlo. De pronto, se dio cuenta de que tenía un enorme recurso a su disposición y empezó a pedirle a Dios que le ayudara, con fe y confianza.
Miqueas dijo: “Yo voy a esperar en Dios” porque lo que estaba viviendo era desagradable, pero dejó su problema en las manos de Dios y esperó confiadamente en su intervención.
Tal vez hoy estás pasando por un momento difícil, estás lleno de ansiedad, tu situación te parece insostenible y quieres respuestas que nunca llegan. Pero quiero decirte que no todo está perdido, hay esperanza y se encuentra en Dios.Déjalo actuar porque Él sabe lo que hace, Dios ya sabe tu problema y tiene la solución.
“Pero yo esperaré en el Señor, pondré mi esperanza en Dios mi salvador, porque Él me escuchará” Miqueas 7:7
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