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miércoles, 25 de mayo de 2011

Cómo cuesta esperar.

¡Cómo cuesta esperar! Somos por naturaleza ansiosos y lo queremos todo ya. Queremos las respuestas aquí y ahora. No importa si somos niños o adultos, la ansiedad siempre está presente en nuestra vida.
Los adolescentes quieren tener pareja y la quieren ya. Es por eso que a veces se equivocan, porque con la prisa, eligen sin pensar ni consultar. 
Los que buscan trabajo lo quieren ya. Salen con el periódico bajo el brazo y esperan que alguna puerta se abra y les permita empezar a trabajar hoy mismo.Pero las puertas no siempre se abren y vuelven a casa desesperanzados.
Los que están enfermos quieren sanarse ya. No quieren seguir sufriendo. Quieren poder disfrutar de la vida ahora y terminar ya con todo dolor.

No importa cuál sea el problema, siempre es lo mismo, queremos la respuesta y la solución ya.

Miqueas (el profeta) también tenía problemas, los suyos propios y además los del pueblo. Había cosas que no podía solucionar, quería mejorar, pero no podía hacerlo. De pronto, se dio cuenta de que tenía un enorme recurso a su disposición y empezó a pedirle a Dios que le ayudara, con fe y confianza. 
Miqueas dijo: “Yo voy a esperar en Dios” porque lo que estaba viviendo era desagradable, pero dejó su problema en las manos de Dios y esperó confiadamente en su intervención. 
Tal vez hoy estás pasando por un momento difícil, estás lleno de ansiedad, tu situación te parece insostenible y quieres respuestas que nunca llegan. Pero quiero decirte que no todo está perdido, hay esperanza y se encuentra en Dios.Déjalo actuar porque Él sabe lo que hace, Dios ya sabe tu problema y tiene la solución.

 
“Pero yo esperaré en el Señor, pondré mi esperanza en Dios mi salvador, porque Él me escuchará” Miqueas 7:7

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