El papa
Francisco completó su día en Jordania con una visita al río Jordán y a la
iglesia latina de Betania, donde la historia sitúa el bautismo de Jesús. Allí
rezó a solas y luego tuvo un encuentro con cientos de refugiados, la mayoría
sirios.
“Renuevo mi vehemente llamamiento
a la paz en Siria", clamó el pontífice en un discurso que dio en el lugar,
para luego advertir “que nadie se empeñe en que las armas solucionen los
problemas”. Al mismo tiempo le pidió al gobierno de Bashar al Assad que “vuelva
a la senada de las negociaciones”.
Jorge Bergoglio afirmó que el odio
y la codicia del dinero son la raíz y la causa de la guerra, y acusó de la
continuidad del conflicto sirio a todos aquellos que fabrican y comercializan
armas. Luego, pidió a los presentes "que busquen en su corazón una palabra
para que esta pobre gente se convierta"
Por otro lado, Francisco instó a
la comunidad internacional para "que no se deje sola a Jordania" ante
la emergencia humanitaria que se ha creado con la llegada de unos 600.000
refugiados que huyen de los conflictos en Medio Oriente.
"Me dirijo a la comunidad
internacional para que no se deje sola a Jordania ante la emergencia
humanitaria que se ha creado con la llegada de un número tan elevado de
refugiados", solicitó.
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