Antes de celebrar una misa en la Plaza del Pesebre, en el gesto político
que más esperaban los palestinos, Francisco se quedó casi cinco minutos frente
a la barrera de cemento que Israel comenzó a construir en 2002
BELEN.- Ni bien llegó esta mañana a la ciudad donde
nació Jesús, Francisco no decepcionó las expectativas de los palestinos, sino
las superó ampliamente. Sorprendiendo a todo el mundo y en un gesto inesperado,
no previsto en el delicado programa previsto para esta segunda etapa de su
intensa gira en
Tierra Santa, hizo detener su papamóvil ante el "muro de
la vergüenza", la barrera de seguridad de cemento que separa esta ciudad
del Estado de Israel.
Antes de celebrar una misa multitudinaria y festiva en
la Plaza del Pesebre, en el gesto político que más esperaban los palestinos, Francisco se quedó casi cinco minutos
frente a la barrera de cemento que Israel comenzó a construir unilateralmente
en 2002 en un intento de detener los ataques extremistas y que recorre buena
parte de los territorios ocupados palestinos, en contra de todas las reglas
internacionales. Allí, en medio de una nube de camarógrafos y de palestinos con
banderas del Vaticano y locales, el Papa se persignó y se quedó en silencio,
rezando.
La imagen valió mil palabras y dejó eufóricos a los
palestinos que esperaban un gesto fuerte y que por lo bajo lamentaban los días
pasados que el programa papal no previera un momento en el cual Francisco
pudiera ver de cerca el también llamado "muro de la vergüenza".
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