Virgen María, Madre nuestra, tú que
escuchas la palabra de tu Hijo Jesús y supiste guardarla en tu corazón; tú que
creíste en Él y lo amaste sin medida, enséñanos a escuchar y acoger su Palabra
para que, como tú, aprendamos a estar disponibles para realizar su plan sobre
nosotros. Amén.
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