¡Salve, luminosa escarapela de la patria..! Azul celeste como la
inmortalidad de tu destino y blanca como la pureza de tu gloria inmaculada.
Síntesis del cielo en día de bonanza, eres imán de unión y fraternidad para
todos los argentinos y extranjeros que te aclaman condecoración de los hombres
libres. Símbolo de soberanía, emblema de esperanza y signo de igualdad, eres la
brújula que nos guía en la jornada, para el triunfo de la paz y la concordia. De
ahí que te llevemos en el corazón -¡oh, relicario de la sangre heroica!- al
compás de sus latidos de amor y lealtad. Flor de milagro, entretejen tu
armoniosa unidad las fibras de tu cinta azul celeste y blanca. Como estrella de
honor, te lucimos en el pecho y heraldos de auténtica argentinidad, sabremos
honrar tus prestigios de insignia sagrada con la ofrenda de una vida ejemplar,
de orden de trabajo y de justicia. ¡Salve, luminosa escarapela de la Patria!
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