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domingo, 2 de diciembre de 2012

Estamos en Adviento




LA FE NOS MUEVE A LA ESPERANZA Y A LA CARIDAD
Por Pedro Juan Díaz
Fuente: www.betania.es
 
1.- Volvemos a comenzar el Adviento. Es el inicio del año litúrgico y cambiamos al ciclo C, tercero de los tres ciclos en que se divide la liturgia para ayudarnos a celebrar el misterio de Cristo al completo. Y comenzamos por la preparación a su nacimiento. Esa fue la primera venida de Jesús. Y sabemos que habrá una segunda. Por eso seguimos con este lenguaje un tanto escatológico. De nuevo en el evangelio aparecen el sol, la luna y las estrellas. Es una especie de cataclismo universal que nos habla del final. Pero mientras tanto, la vida sigue y es necesario vivirla con la cabeza bien alta.

2.- El Adviento se caracteriza por ser un tiempo de esperanza. La espera del nacimiento de aquel que será luz y gloria de las naciones, también de la nuestra, que lo necesita con urgencia. Pero no es una espera de brazos cruzados, sino activa. Es el tiempo, como dice el Papa en la carta de convocatoria para este Año de la Fe, para redescubrir la alegría de creer, intensificar el testimonio de la Caridad y fortalecer la esperanza. Es tiempo, en definitiva, para seguir descubriendo a Dios en nuestra vida, ese mismo Dios que se hizo niño una vez y que se quedó para siempre entre nosotros, compartiendo nuestros sufrimientos y nuestras alegrías. Es el Dios-cercano, el Dios-con-nosotros, el Emmanuel.

3.- Hasta el profeta Jeremías, que no se caracteriza por ser muy halagüeño, nos invita a la esperanza. Y no son tiempos favorables. Por aquella época la ciudad de Jerusalén estaba amenazada por las tropas babilónicas. Ahora estamos asistiendo a nuevos conflictos en la tierra del Señor. Y en la nuestra seguimos con la crisis y sus consecuencias. Pero en medio de la dificultad, el profeta sabe ver un futuro esperanzador donde se cumplirán las promesas de Dios: “Mirad que llegan días… en que cumpliré la promesa”, dice el Señor, y “suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra”. Ese “vástago” es Jesús, el Mesías, que traerá la justicia y el derecho a la tierra, los dones mesiánicos. Dios ha cumplido su promesa. La fe nos ayuda a ver el futuro con esperanza.

4.- Pero no solo importa el futuro, también el presente. Y para el presente hay dos actitudes a cuidar. Nos las propone la Palabra de Dios de hoy. La primera sería la vigilancia: “estad siempre despiertos”, dice el evangelio. Despiertos y atentos para descubrir a Dios cerca de nosotros. Despiertos y atentos para verle en nuestros hermanos que sufren y en los más necesitados. La segunda es consecuencia de esta actitud: “que el Señor os colme y os haga rebosar de amor… y que así os fortalezca internamente”. No hay otra manera de vivir la fe, de reconocer a Dios en nuestra vida, que a través del amor. La fe nos mueve a la esperanza y también a la caridad. Y al mismo tiempo, la esperanza y la caridad fortalecerán nuestra fe.

5.- En este tiempo de Adviento estamos llamados a permanecer vigilantes y activos frente a tantas necesidades que hay a nuestro alrededor. Por eso lanzamos de nuevo la campaña de recogida de alimentos, con urgencia. El nacimiento de Jesús fue motivo de alegría para los más pobres, los pastores, que pasaban la noche al raso. También lo ha de ser para los pobres de hoy, para los necesitados, para nuestros vecinos, para los que se han quedado sin trabajo, para que no pierdan la esperanza, para que no la perdamos nosotros tampoco. El Señor nos invita a mirar la vida con la cabeza alta. Él viene a nuestro encuentro. “Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación”. Es todo un Dios que se hace niño, que se hace pobre, naciendo en un pesebre, con buey y mula o sin ellos, pero cercano, humilde, pequeño… para hacernos grandes.

6.- Vamos a vivir este Adviento con fe, con esperanza y con amor. Tenemos por delante cuatro semanas para ir con atención al encuentro de Dios, para no perdernos su venida. Cuatro semanas de estar despiertos, con la cabeza alta, esperando nuestra liberación. Que la Eucaristía nos ayude a ello.


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