Seguidores

martes, 25 de diciembre de 2012

Lecturas y evangelio domingo 30 de diciembre 2012




Domingo 30 - Sagrada Familia de Jesús, María y José (F). Blanco.

Esta fiesta nos hace presente la realidad tangible y palpable de la Encarnación del Hijo de Dios: nació en el seno de una familia, perteneció a un pueblo y fue heredero de una tradición y de una historia. Como todos los niños, aprendió una lengua y una cultura entre sus parientes y vecinos. En este contexto sencillo y vital, Dios quiso revelarse. Esta fiesta es una buena ocasión para renovar nuestro ruego, para que Dios esté presente en todas las familias de la tierra.

PRIMERA LECTURA
1Sam 1, 20-22. 24-28
Lectura del primer libro de Samuel.

En aquellos días, Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel, diciendo: "Se lo he pedido al Señor". El marido, Elcaná, subió con toda su familia para ofrecer al Señor el sacrificio anual y cumplir su voto. Pero Ana no subió, porque dijo a su marido: "No iré hasta que el niño deje de mamar. Entonces lo llevaré y él se presentará delante del Señor y se quedará allí para siempre". Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de tres años, una mediada de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño. Y después de inmolar el novillo, se lo llevaron a Elí. Ella dijo: "Perdón, señor mío, ¡por tu vida, señor!, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor. Era este niño lo que yo suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía. Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él: para toda su vida queda cedido al Señor". Después se postraron delante del Señor.
Palabra de Dios.

SALMO
Sal 83, 2-3. 5-6. 9-10
R. ¡Señor, felices los que habitan en tu Casa!

¡Qué amable es tu Morada, Señor del Universo! Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente. R.

¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar! ¡Felices los que encuentran su fuerza en ti, al emprender la peregrinación! R.

Señor del universo, oye mi plegaria, escucha, Dios de Jacob; protege, Dios, a nuestro Escudo y mira el rostro de tu Ungido. R.

SEGUNDA LECTURA
1Jn 3, 1-2. 21-24
Lectura de la Primera carta de san Juan.

Queridos hermanos: ¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a él. Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza, y él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Su mandamiento es éste: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó. El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
Lc 2, 41-52
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados". Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?". Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.
Palabra del Señor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario