Domingo 16 - Domingo 3º de Adviento. Morado o Rosado.
PRIMERA LECTURA
Sof 3, 14-18a
Lectura de la profecía de Sofonías.
¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y
regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén! El Señor ha retirado las
sentencias que pesaban sobre ti y ha expulsado a tus enemigos. El Rey de
Israel, el Señor, está en medio de ti: ya no temerás ningún mal. Aquel día, se
dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos! ¡El Señor, tu
Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso! Él exulta de alegría a
causa de ti, te renueva con su amor y lanza por ti gritos de alegría, como en
los días de fiesta.
Palabra de Dios.
SALMO
Is 12, 2-6
R. ¡Aclamemos al Señor con
alegría!
Éste es el Dios de mi salvación: yo tengo confianza y no temo,
porque el Señor es mi fuerza y mi protección; él fue mi salvación. R.
Ustedes sacarán agua con alegría de las fuentes de la salvación.
Den gracias al Señor, invoquen su Nombre, anuncien entre los pueblos sus
proezas, proclamen qué sublime es su Nombre. R.
Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso: ¡que sea conocido
en toda la tierra! ¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión, porque es
grande en medio de ti el Santo de Israel! R.
SEGUNDA LECTURA
Flp 4, 4-7
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de
Filipos.
Hermanos: Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir,
alégrense. Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres. El
Señor está cerca. No se angustien por nada y, en cualquier circunstancia,
recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para
presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo
que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de
ustedes en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lc 3, 2b-3. 10-18
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Dios dirigió su palabra a Juan Bautista, el hijo de Zacarías, que
estaba en el desierto. Éste comenzó a recorrer toda la región del río Jordán,
anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. La gente le
preguntaba: "¿Qué debemos hacer entonces?". Él les respondía:
"El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué
comer, haga otro tanto". Algunos publicanos vinieron también a hacerse
bautizar y le preguntaron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?". Él les
respondió: "No exijan más de lo estipulado". A su vez, unos soldados
le preguntaron: "Y nosotros, ¿qué debemos hacer?". Juan les
respondió: "No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y
conténtense con su sueldo". Como el pueblo estaba a la expectativa y todos
se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo a
todos: "Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que
yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los
bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla
para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en
el fuego inextinguible". Y por medio de muchas otras exhortaciones,
anunciaba al pueblo la Buena Noticia.
Palabra del Señor.
tengo miedo por mis pecados
ResponderEliminary no se siel señor me acepte en su reino quisiera que me guiara y me llevara por el buen camino que me iluminara con el espiritu santo ojala oiga mis suplicas amen