El féretro de Juan Pablo II fue trasladado ayer de su sepultura en las grutas del Vaticano a la tumba de San Pedro, a pocos metros, para pasar mañana a la planta principal de la basílica vaticana, donde será expuesto para la beatificación y posterior veneración de los fieles. El ataúd, que no será abierto, será colocado definitivamente el lunes en la noche en la capilla de San Sebastián, junto a la que alberga la célebre 'Piedad' de Miguel Angel, en el ala derecha de la basílica.
Decenas de miles de católicos han invadido Roma para asistir en la plaza de San Pedro a la imponente ceremonia de beatificación del primer pontífice de la era global, fallecido hace sólo seis años. La cara de la Ciudad Eterna se ha transformada para la ocasión con cientos de carteles publicitarios en autobuses, calles y plazoletas y edificios públicos que rezan «¡Beatus!» con la foto del papa polaco. Las autoridades han adoptado un dispositivo especial de seguridad para el evento, al que acudirán 16 jefes de Estado, además de representantes de 87 delegaciones extranjeras.
El controvertido presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, al que la Unión Europea prohíbe la entrada en su territorio desde 2002 por violaciones de los derechos humanos, ha anunciado que asistirá también a la ceremonia. En la lista figuran varios príncipes y reyes, como los de Bélgica, Alberto y Paola, y los príncipes de Asturias.
Muchos esperan que en la plaza de San Pedro aparezcan de nuevo los carteles que reclamaban «¡Santo Súbito!» (santo ya), como los desplegados durante los funerales en abril del 2005, uno de los más masivos que se recuerden de un pontífice. La beatificación de Karol Wotjyla, quien falleció el 2 de abril de 2005 a los 84 años tras una larga enfermedad que el mundo siguió en directo, es el paso previo a la canonización y se lleva a cabo en un tiempo récord, inferior a los cinco años habitualmente necesarios para iniciar el proceso. El culto litúrgico del nuevo beato será celebrado el 22 de octubre de cada año, en el aniversario del comienzo del pontificado de Juan Pablo II en 1978.
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