Aquí viene, aquí llega,
es María, es la Madre,
la humilde, la buena,
la que viene cargada de Amor.
La que enjuga las lágrimas de sus hijos
y consuela con su Amor tan Maternal,
la que da felicidad a cada alma,
la ampara y le da su Corazón.
La que tiene en los brazos a su Niño
y nos lleva a los brazos del Señor,
nos quiere hacer dignos del cielo
abriendo nuestro Corazón.
¡Con quién te puedo comparar Madre,
si no tienes ni tendrás comparación!
Al verte, todo se borra, todo se apaga,
porque veo tu Luz y siento tu Amor.
Oradle:
Ven Niño Jesús, que estoy arrepentido
de mis faltas y mis pecados,
ven a mí, no te detengas,
que Tú salvarás mi vida.
Amén.
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