Domingo 8 -
Domingo 14º durante el año. Verde.
LECTURA
Ez 2, 2-5
Lectura de
la profecía de Ezequiel.
Un espíritu
entró en mí y me hizo permanecer de pie, y yo escuché al que me hablaba. Él me
dijo: Hijo de hombre, Yo te envío a los israelitas, a un pueblo de rebeldes que
se han rebelado contra mí; ellos y sus padres se han sublevado contra mí hasta
el día de hoy. Son hombres obstinados y de corazón endurecido aquellos a los
que yo te envío, para que les digas: "Así habla el Señor". Y sea que
escuchen o se nieguen a hacerlo "porque son un pueblo rebelde" sabrán que hay
un profeta en medio de ellos.
Palabra de
Dios.
SALMO
Sal 122, 1-4
R. Nuestros
ojos miran al Señor, hasta que se apiade de nosotros.
Levanto mis
ojos hacia ti, que habitas en el cielo. R.
Como los
ojos de los servidores están fijos en las manos de su señor y los ojos de la
servidora en las manos de su dueña: así miran nuestros ojos al Señor, nuestro
Dios, hasta que se apiade de nosotros. R.
¡Ten piedad,
Señor, ten piedad de nosotros, porque estamos hartos de desprecios! Nuestra
alma está saturada de la burla de los arrogantes, del desprecio de los
orgullosos. R.
SEGUNDA
LECTURA
2Cor 12,
7-10
Lectura de
la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos:
Para que la grandeza de las revelaciones no me envanezca, tengo una espina
clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere. Tres veces pedí al Señor
que me librara, pero él me respondió: "Te basta mi gracia, porque mi poder
triunfa en la debilidad". Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi
debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo. Por eso, me complazco en
mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en
las angustias soportadas por amor de Cristo; porque cuando soy débil, entonces
soy fuerte.
Palabra de
Dios.
EVANGELIO
Mc 6, 1-6a
Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús se
dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó
a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y
decía: "¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido
dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? ¿No es acaso el
carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de
Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?". Y Jesús era para
ellos un motivo de escándalo. Por eso les dijo: "Un profeta es despreciado
solamente en su pueblo, en su familia y en su casa". Y no pudo hacer allí
ningún milagro, fuera de sanar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos.
Y él se asombraba de su falta de fe.
Palabra del
Señor.
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