Ana y Joaquín se llamaban,
familia humilde los dos.
Un Ángel les anunciaba,
luego de tanta oración,
que tendrían descendencia
como señal de su amor.
Del santo vientre de Ana
y por obra del Señor,
serían padres de una niña
que consagrarían a Dios,
Bendita, llena de gracia,
- La Madre del Salvador.
Así pasaron los meses
glorificando al Señor,
esperando el nacimiento
gozosos, llenos de amor.
Ana dió a luz a una niña
y María la llamó.
Cuando cumplió los tres años
la consagraron a Dios,
llevando a la niña al Templo
a brindarle educación,
felices de que se cumplan
los designios del Señor.
Cuando María fue grande,
un Sacerdote anunció:
-Regresen a sus hogares
para unirla a un varón,
pero ella se negaba:
era Virgen del Señor.
Asombrado el Sacerdote,
solicitó una reunión
para guardar a la Virgen
lo consultaron a Dios,
y así José fue elegido
El Padre del Salvador.
María volvió a Galilea
y Dios al Ángel le envió:
-¡Alégrate, hija mía,
está contigo el Señor,
pués darás a luz a un Niño,
a Jesús, El Redentor!
María muy confundida
al Ángel le preguntó:
-¿Cómo podré concebirlo?
Yo soy Virgen del Señor.
-Serás la Madre de Cristo,
José volvió de Judea,
vió que la panza creció,
no quería lastimarla
ni dañarle el corazón,
el Ángel vino en su ayuda
y con María se casó.
Partieron hacia Belén
para buscar contención,
aunque estaban protegidos
por el amor del Señor,
se les cerraron las puertas
y nadie los cobijó.
Jesús nació en un establo
muy pobre y con mucho amor
de la Sagrada Familia,
que desde allí se formó.
¡Bendita seas María
La Madre del Niño Dios!
Copyright: Rosana Ortiguera
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