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sábado, 10 de septiembre de 2011

Sarmiento era siempre docente.


“Sarmiento era siempre docente, hasta con el ordenanza que le arreglaba el escritorio. Le gustaba explicar sus proyectos, sus obras. Yo sufrí por culpa de esto una verdadera desilusión. Estaba halagado de la importancia que me daba el ex presidente, quien complacía en hablarme largo rato acerca de las cosas que le preocupaban, que eran una infinidad. Me confiaba sus iniciativas y hasta solía pedirme opinión. “¡Caramba! -me decía yo- el general ha de tenerme en elevado concepto si me comenta tantas cosas importantes”.
Hasta que un día, el entrar en su despacho, lo descubrí haciéndole las mismas confidencias al ordenanza, el cual, impasible, lo escuchaba con suficiencia. También a él le comunicaba sus proyectos y le pedía opinión.”
(Julio A. Costa, secretario de Sarmiento en la Superintendencia de Escuelas del Consejo Nacional de Educación)
 
Al morir, el 11 de septiembre de 1888, Sarmiento lo hizo con una pluma en la mano, símbolo de una vida llena de expresión de su pensamiento.
La causa de su muerte fue un ataque cardíaco en Asunción del Paraguay, cuando gobernaba en la Argentina Miguel Juárez Celman.
El monumento a su memoria fue levantado en el Parque Tres de Febrero, con el apoyo de Carlos Pellegrini, Aristóbulo del Valle y Miguel Cané, entre otros.

El reconocimiento y el afecto de los padres y alumnos, serán nuestra mejor recompensa para los Educadores sin mezquindades.
Son tiempos difíciles, pero un Docente no debe abandonar el ejemplo de  dedicación, entrega y honestidad.
 
Decía Sarmiento:
“Un padre pobre no puede ser responsable de la educación de sus hijos; pero la sociedad en masa tiene interés vital en asegurarse de que todos los individuos que han de venir con el tiempo a formar la nación, hayan sido, por la educación recibida en su infancia, suficientemente preparados para desempeñar las funciones sociales a que serán llamados.”
 
 

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